En septiembre de 1971 se llevó a cabo el controversial Festival Rock y Ruedas de Avándaro, en un intento por mexicanizar un concierto masivo parecido al Woodstock. Avándaro contó con la presencia de aproximadamente 300 mil jóvenes que buscaban juntarse para escuchar música y pasarla bien en un plan un tanto hippie, lo que incluía para algunos de ellos quitarse la ropa, bañarse en el lago y fumar marihuana, pero siempre en buena vibra y motivando una convivencia tranquila. Sin embargo, ni los organizadores, ni los artistas, y mucho menos los jóvenes, pudieron dimensionar las consecuencias políticas y sociales que vendrían al terminar el festival.
A pesar de la prohibición del gobierno, el rock logró resistir y existir gracias a los llamados “hoyos funky”, lugares clandestinos ubicados generalmente en changarros o viejos departamentos donde los grupos de rock se contraponían a la censura impuesta por el gobierno. La clandestinidad y el propósito contracultural de los hoyos, hizo que se clausuraran en la década de los 80, pues el ambiente llegaba a ser exageradamente underground y en muchas ocasiones peligroso, sin embargo, en su lugar se pudieron abrir espacios legítimos que lograron captar las alternativas musicales que le hacían falta a los seguidores del rock.
Así, mientras la imagen del
rock mexicano se fue renovando ante las autoridades, la comunidad rockera pudo
irse apropiando de diferentes foros y espacios tales como el tianguis del Chopo,
que a pesar de no ser bien vistos, lograron sobrevivir por mucho más tiempo.
Después de que este género logró ser menos satanizado tanto por la sociedad como por el gobierno, en la ahora Ciudad de México se da un poderoso auge de tocadas dentro de bares y antros, de los cuales podemos destacar Tutti Frutti, Rockotitlán, LUCC, Rockstock, El Foro Alicia, entre muchos otros.
TUTTI FRUTTI
Fue de los primeros lugares que dieron paso de los hoyos funky a los locales legítimamente establecidos. Según Danny Wakantana (perforador y tatuador más reconocido de México), en El Universal, “Ahí iba gente que tenía algo diferente en la cabeza y deseaban expresarlo, querían sentir que no estaban solos. Cruzaban toda la ciudad para estar con su tribu, por eso la gente le tenía tanto respeto al lugar. Se preocupaban por este espacio que era suyo” (2020).
El nombre hacia referencia a la diversidad de gente que llegaba y la aceptación que inspiraba, era un lugar de convivencia, tatuajes y perforaciones de principiantes, música, y coctelería, donde se respiraba mucha unidad y amor, hasta que cerro a principios de 1993, según una de las dueñas del lugar para El Universal.
ROCKOTITLÁN
No hay rockero que no conozca este lugar, pues fue foro de grupos icónicos como El Tri, Caifanes, Maldita Vecindad y Botellita de Jerez, entre otros.
Según la revista Chilango, Rockotitlán abrió sus puertas en septiembre de 1985 gracias a Sergio Arau (miembro fundador de Botellita de Jerez), y su hermano Fernando Arau, en un segundo piso con algunas sillas mirando hacia el escenario. Después de 15 años, tuvo que cambiar de ubicación y sin tener éxito, desapareció.
EL LUCC
La última Carcajada de la Cumbacha era una casa con varias habitaciones que funcionaban como pequeños foros, siendo la habitación más grande el escenario principal. Siempre estaba lleno el lugar y era casi imposible conseguir una cerveza en la barra, aparte de que la cantidad de gente combinada con el espacio tan pequeño y cerrado generaba un calor insoportable.
El ambiente contracultural y salvajemente rockero le costó al lugar varias clausuras temporales, hasta que, según el Universal, el dueño hizo “un trato con el delegado Ricardo Femat a quien propuso que, si él no le clausuraba el LUCC durante lo que restaba del año, se comprometía a cerrar definitivamente el 31 de diciembre” (2020) , y así fue como cerró sus puertas en 1992.
ROCKSTOCK
Junto con Rockotitlán, este era uno de los lugares legendarios del rock. De la mano de la estación de radio Rock 101, abrió sus puertas en 1987 con un escenario ligeramente elevado para que todo el público pudiera tener una buena visión desde cualquier punto del lugar.
Había cerveza y las mesas eran improvisadas con tambos, se presentaban tanto grupos nuevos como ya reconocidos, y era un buen lugar para armar una tardeada en caso de que no tuvieras la mayoría de edad.
FORO ALICIA
Bien se dice que la historia del rock contemporáneo no se podría contar sin mencionar este lugar, pues durante años fue casi el único foro formal en el que las bandas mexicanas podían tocar y expresarse, siendo testigo de las primeras presentaciones, hasta cierto punto serias, de intérpretes como Caifanes, La Maldita Vecindad y Enrique Bunbury, entre otros.
Desde su apertura en 1995, y hasta la fecha, se ha catalogado como un espacio abierto para la expresión y variedad por lo que, además de rock, ha sido cuna de géneros como jazz, blues y cumbias.
Referencias:
Jurado, D. (2020). Tutti
Frutti, el bar que fue santuario del Rock. ElUniversal. Recuperado el 17
de febrero del 2021. Disponible en: https://www.eluniversal.com.mx/opinion/mochilazo-en-el-tiempo/tutti-frutti-el-bar-que-fue-santuario-del-rock
Jurado,
D. (2020). El multiforo LUCC, la última carcajada del rock en los 80. ElUniversal.
Recuperado el 17 de
febrero del 2021. Disponible en: https://www.eluniversal.com.mx/opinion/mochilazo-en-el-tiempo/el-multiforo-lucc-la-ultima-carcajada-del-rock-en-los-80
Revista Chilango. (2015). Lugares que extrañamos para rockear. Chilango. Recuperado el 17 de febrero del 2021. Disponible en: https://www.chilango.com/musica/los-lugares-que-extranamos-para-rockear/






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